El templo de la Compañía de Jesús de Quito, cumbre del barroco latinoamericano, fue diseñado y construido por destacados jesuitas entre 1605 y 1765.
Fue levantado con las manos de naturales de la región y ornamentado por artistas de la Escuela Quiteña, quienes perpetuaron su habilidad y entrega para tallar y dorar con finas láminas de oro de 23 quilates cada centímetro del templo.
La Residencia San Ignacio y la Fundación Iglesia de la Compañía, encargadas de la conservación y mantenimiento del templo, te invitan a admirar y de esta forma comprometerte a preservar este legado cultural.